Andrés Calamaro nació el 22 de Agosto de 1961 en Buenos Aires. Desde pequeño orientó sus magnetos hacia la música y muy precozmente compuso su primera canción: un compañero de colegio le susurró el nombre Chica del paraguas -con el que bautizó a su primogénita- sin darse cuenta todavía que ese nombre ya existía en un disco de Los Gatos, banda fundacional del rock argentino. A los diecisiete entró por primera vez a un estudio para grabar junto a Raíces el álbum B.O.V. Dombe, y desde ese día no parece haber detenido demasiado la marcha: lleva editados veintiún discos y el último, que es doble, muestra sólo una parte del último año de grabaciones intensivas. A fines de los setenta armó su primer grupo musical, la Elmer Band, donde interpretaba canciones propias junto al guitarrista Gringui Herrera. Al rato, un recién llegado Miguel Angel Peralta lo llamó para integrarse como tecladista a una nueva versión de los legendarios Abuelos de la Nada. Llegó el éxito y las luces en la cara para cantar, a lo largo de cuatro discos, una serie de hits adhesivos e inolvidables, como Sin gamulán, Mil horas, Así es el calor y Costumbres argentinas. En 1985, después de algunos desencuentros internos y la salida de un primer trabajo solista -Hotel Calamaro- Andrés se fue de los Abuelos. Registró junto a un seleccionado de jóvenes músicos amigos su segundo álbum, Vida Cruel , un disco que sintetizaba los sonidos que revoloteaban en la época: new wave, toques de dark, cierto pop claustrofóbico. El álbum fue bien recibido entre la crítica pero no resultó el éxito esperado en ventas. Al año siguiente, Andrés desempolvó la campera de cuero y se entusiasmó de nuevo con el rock and roll: así iría tomando forma Por Mirarte. El disco vio la luz recién en 1988, y mientras tanto Calamaro produjo a Los Fabulosos Cadillacs, Los Enanitos Verdes y Don Cornelio y la Zona y formó una banda nueva, donde militaban Ariel Rot -que había vuelto de España- y Gringui Herrera. Los conciertos y las giras se sucedían y no tardaron en aparecer nuevas canciones, al tiempo que el clima en Argentina -con hiperinflación, caos político e inestabilidad constante- se tornaba irrespirable. A principios de 1989 Calamaro & su banda entraron a grabar, junto a Mario Breuer -ingeniero de sonido que trabaja con Andrés desde los tiempos de Raíces- y un seleccionado de músicos invitados, una obra que desde su nacimiento fue definitiva: Nadie sale vivo de aquí. El álbum fue elegido como el mejor del año, pero la crisis se ahondaba y terminó repercutiendo en la industria discográfica: el vinilo escaseaba y hacía difícil la producción de discos. En septiembre de 1990 Andrés decidió viajar a España y cambiar el aire. Apenas tocó suelo madrileño se reunió con Ariel Rot y Julián Infante -los dos ex Tequila- para largar con los ensayos del grupo que no era, todavía, Los Rodríguez. Empezaron también los shows en pequeños rincones dorados que funcionaron como pistas de prueba para las canciones de Buena suerte. A principios de 1992 el grupo se presentó en Buenos Aires por primera vez, y volvió a los pocos meses para tocar en un estadio; el retorno se debía a la popularidad de Mi enfermedad, una canción de Buena suerte que la voz de Fabiana Cantilo había convertido en superhit en Buenos Aires. El Disco Pirata -suma de presentaciones en directo y alguna versión en estudio- ya se había editado, pero la auténtica explosión de Los Rodríguez comienza cuando editan Sin documentos, una colección de canciones, todas firmadas por Calamaro. Siguieron muchas giras por España y Latinoamérica , un disco grabado en el Cortijo de Málaga en 1995 (Palabras más, palabras menos), la edición de Grabaciones encontradas (como solista). Entonces: aparece un disco de demos, temas en vivo e inéditos (Hasta luego) que se convierte en éxito absoluto de ventas y el grupo culmina una gira española con Sabina. De repente, y por diversas razones, Los Rodríguez dejan de existir. En febrero de 1997 Andrés empieza a grabar, en Estados Unidos y con un batallón de sesionistas preferidos, su primer disco solista desde Nadie sale vivo de aquí: Alta Suciedad. El disco se transforma en un suceso, superando el medio millón de copias vendidas en el mundo, y vuelven las giras multitudinarias. Pero el inquieto compositor comienza el 98 con una nueva letra y termina en el 99 con más de una centena de canciones completas. En el medio, un año de frenesí productivo entre cuatro puntos cardinales: Buenos Aires, Madrid, New york y Miami. Y al final, en marzo, aparecen las treinta y siete canciones de Honestidad Brutal, grabadas con casi el mismo número de invitados especiales. A mediados de 2000 Andrés se propuso sacar al mercado un disco quíntuple a precio reducido de temas completamente inéditos o versiones originales, " El Salmón" es nada más y nada menos que un cd con cien temas entre country, tango, blues, reggae, rock y folclore. Gestado en un principio en Buenos Aires, Calamaro llegó a Madrid con casi trescientos demos bajo el brazo. Casi todas eran canciones inéditas, pero también destacan las versiones peculiares, como el No woman no cry de Bob Marley.